El kirchnerismo: esa gran máquina narrativa*


Es necesario no quedarse atados a los resultados de estas elecciones. Los números siempre son engañosos si no hay un contexto para interpretarlos. Ya decía Umberto Eco que las estadísticas permiten maravillas tales como que si una persona come dos pollos y otra no come nada, para los fríos números, las dos personas comieron un pollo. A eso le agregaría que en los tiempos en que vivimos, y con la rapidez con la que cambia el mapa político, dos pollos pueden ser uno o ninguno.

Los ocho años del kirchnerismo en el poder se explican por un proceso político complejo, con matices y contradicciones. Sólo quisiera decir dos cosas que tienen que ver con la política en general en la sociedad y el tiempo argentino que nos toca vivir, que no pueden desprenderse mirando un porcentaje electoral:

-No es sólo el kirchnerismo el que se ha consolidado en esta elección sino también lo que periodistas, políticos y analistas denominan “institucionalidad”. Ante esta afirmación alguien podría refutarme que la abrumadora hegemonía del kirchnerismo con respecto a la oposición no nos permite hacer dicho diagnóstico, ya que existiría una crisis del sistema bi-partidista. Sin embargo, luego de la re-regulación estatal neoliberal de los noventa que privatizó la política y todo lo que encontrara en su camino, del fracaso y derrumbe del uno a uno en el gobierno de De La Rúa y la falta de credibilidad en la política partidaria, ya no podemos hablar con sensatez de un sistema de partidos como la ideología republicanista pretende. Hoy la política es principalmente un flujo de imágenes: los políticos se destacan por su personalidad, por frases pegadizas, gestos, y ya no por grandes programas. Como dice Pablo Hupert (joven historiador argentino) al kirchnerismo le sobra con encuestas para construir una imagen de gobernabilidad, así que podríamos decir que las elecciones sólo han sido un trámite más de un proceso que desborda a las claras todo espacio institucional tradicional de la política. La ciudadanía (la gente, como le gusta decir a los medios), no vota programas sino acciones más o menos convincentes, imágenes, y a veces ni siquiera eso. Lo que le cuesta aceptar a algunos analistas es que la política y la ciudadanía misma han cambiado y que eso no significa un derrumbe de nada sino otra cosa, y esa otra cosa (es preciso decirlo) no son solamente imágenes.

-El triunfo, entre otros factores, fue posible porque el kirchnerismo elaboró una gran máquina narrativa que nos imprimió la escena de la vuelta del Estado, aquel Estado que se retiró en la década menemista y que ahora volvió para apadrinarnos a todos. Esto es así realmente, no con la exageración con la que se enuncia, pero está claro que el aparato territorial y diversas políticas públicas del gobierno fueron fundamentales para construir este presente (un relato debe tener alguna relación con la realidad). Ha sabido acumular legitimad a partir del apoyo del sindicalismo, subsidiar el consumo, aprobar una nueva ley de medios, la asignación universal, ha conseguido el apoyo de diversos intendentes del conurbano y gobernadores provinciales. Y lo que considero más importante, ha logrado apropiarse de muchas de las prácticas políticas que luego del 19 y 20 de diciembre de 2001 comenzaron a tomar cuerpo y protagonismo en la sociedad como respuestas innovadoras y renovadoras a la gran política: las asambleas, los piquetes, la solidaridad, el compromiso, luchas históricas como las de las madres de playa de mayo y la potencia de decirle “NO” a una clase política separada del pueblo. El actual gobierno consiguió imponer la idea de que el problema no era el Estado ni el Mercado sino “los gorilas”,“ los noventa” y “el neoliberalismo”. El kirchnerismo ha refundado una institucionalidad basada en la gestión de demandas y en relación directa con los movimientos sociales y la sociedad consumidora (LCD para todos, Fútbol para todos etc). Los resultados de las elecciones son la consolidación de un modelo que intenta convencernos de que el “Que se vayan todos” y la crisis del 2001 han quedado atrás , no hay nada que revalorizar allí, ya no hay por qué tener angustia, porque el papá-Estado volvió para quedarse.

* Nota publicada en el diario digital Más en Línea : http://www.masenlinea.com.ar

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